Las corrientes marinas desempeñan un papel clave en el océano al transportar calor, nutrientes y organismos planctónicos. Además, afectan al transporte marítimo, la actividad pesquera, la calidad del agua de las playas y determinan la trayectoria de los contaminantes y otros objetos a la deriva.
A pesar de su importancia, en Cataluña las medidas existentes sobre las corrientes marinas son bastante limitadas. No obstante, a partir de ahora el alcance y la resolución de estos datos mejorará notablemente gracias a la puesta en marcha de una nueva red de radares de alta frecuencia gestionada por el ICATMAR, un órgano de cooperación entre el Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC) y la Generalitat de Catalunya que tiene como objetivo asesorar científicamente en temas marítimos, promover la cooperación e impulsar la búsqueda marina.
“La nueva red permitirá realizar un seguimiento de las corrientes marinas y del oleaje en tiempo real, lo que contribuirá a mejorar la gestión pesquera, el estado de la biodiversidad, la seguridad y el transporte marítimo”, explica el investigador del ICM-CSIC Jordi Isern, responsable del nuevo servicio de oceanografía operacional del ICATMAR, que añade que “los radares ayudarán también a prever el movimiento de contaminantes para poder reducir su impacto entre la línea de costa y unas 40 millas mar adentro”.
En total, la red estará formada por 7 antenas -2 de las cuales ya funcionan y el resto se pondrán en marcha antes de finales de 2024- que proporcionarán la dirección y la intensidad de las corrientes superficiales -a 1 metro de profundidad-, y medidas del oleaje a cada hora.
«Se trata de información básica para mejorar la gestión pesquera, optimizar las rutas de navegación y contribuir a la búsqueda de personas en caso de naufragio», detalla en este sentido Isern.
Por último, la nueva red se complementará con el despliegue, en los dos próximos años, de otra red de boyas oceanográficas diseñada en conjunto con el Servicio Meteorológico de Cataluña que servirá para obtener medidas de las corrientes de fondo, la temperatura y la salinidad superficiales, el oleaje y diversas medidas atmosféricas. Todos estos datos se integrarán con otros recogidos en las costas europeas en el marco de distintos proyectos nacionales e internacionales.
Con todo, estas infraestructuras servirán para avanzar en el desarrollo sostenible de la Economía Azul en Cataluña, que incluye los sectores pesqueros y de actividades marítimas recreativas, pero también para optimizar las respuestas ante situaciones de emergencia como los naufragios o el vertido de contaminantes. Asimismo, la incorporación de estos datos a los modelos oceánicos que se están desarrollando en el contexto del ICATMAR permitirá realizar predicciones de las corrientes marinas mucho más ajustadas.